Un estudio realizado por
investigadores canadienses ha demostrado que las células madre mesenquimales
obtenidas del tejido del cordón umbilical son más efectivas en la recuperación
del corazón tras un infarto que una población celular similar obtenida de la
médula ósea. El estudio, publicado
recientemente en 'Cell Transplantation' y dirigido por el doctor Armand Keating, ha sido llevado a cabo
investigadores de la Universidad de Toronto y el Hospital Princess Margaret, de
la misma ciudad canadiense.
"Confiamos en que
este descubrimiento provoque que cada vez menos pacientes desarrollen
complicaciones o fallos cardiacos provocados por la disfunción de su músculo
cardiaco tras un infarto", explica Keating.
Keating y su equipo
terminarán los estudios preclínicos adicionales y confían en comenzar los ensayos
clínicos en pacientes dentro de 12 a 18 meses. Por el momento, asegura que los resultados
son "estadística y
significativamente superiores" a los de las células de la médula
ósea.
Hasta ahora las células
madre mesenquimales, conocidas por su capacidad para estimular la regeneración
tisular y reducir la respuesta inflamatoria, son obtenidas principalmente de la médula ósea. Este estudio, por
tanto, sugiere que las células madre obtenidas del tejido del cordón umbilical tienen una eficacia superior para
devolver la función al músculo cardíaco, demostrando que las células madre
mesenquimales obtenidas del tejido que rodea la vena y las arterias
umbilicales, conocido como 'gelatina de Wharton',
son más eficaces que el tratamiento habitual para reparar el daño
provocado en el músculo cardíaco tras un infarto, cuando son inyectadas
directamente en el área afectada.
Además de la reparación
de músculo cardíaco, en estos momentos existen más de 250 estudios en todo el
mundo que investigan el uso de células madre mesenquimales en el tratamiento de
una gran variedad de enfermedades como la esclerosis múltiple, la diabetes o la
regeneración de órganos y tejidos.
Las enormes potencialidades que abren estos ensayos justifican el deseo de cada vez más padres de conservar no solo las células madre de la sangre, sino también las del tejido del cordón umbilical en el momento del nacimiento de sus hijos.