Hoy nos ha llegado la noticia de que un pediatra privado en una consulta privada de Madrid no ha querido realizar la recogida de sangre para el análisis de metabolopattías a un bebé porque "no tiene convenio con VidaCord". El tema clama al cielo y es una demostración de hasta dónde está llegando la profesionalidad de algunas personas.
Les explico: En España se realiza a todos los recién nacidos un diagnóstico precoz de dos tipos de enfermedades metabólicas, el hipotiroidismo congénito y la fenilcetonuria. Para realizar el análisis de metabolopatías, el pediatra debe hacer un pequeño pinchazo en el talón del bebé para marcar con su sangre unos cartones, que se envían a la Consejería de Sanidad de la Comunidad Autónoma correspondiente. Con ello se pueden detectar estas dos metabolopatías que son las más frecuentes en los recién nacidos.
VidaCord tiene incluido en su contrato Premium la prueba para la detección de más de 50 metabolopatías que pueden afectar negativamente al desarrollo del bebé, y que son fácilmente corregibles con solo una pequeña modificación en la alimentación, siempre bajo supervisión médica. Para realizarla tan solo es necesario que el pediatra, cuando hace la punción en el talón para rellenar con las gotitas de sangre la cartulina que va a ir a la Sanidad pública marque seguidamente la cartulina que le entregan los padres, y que ellos enviarán a VidaCord para el análisis. ¿Creen ustedes que supone un gran esfuerzo suplementario para el médico? ¿Se trata de un favor que el profesional sanitario debe hacer a la familia? ¿O que es un acto médico facturable como cualquier otro? El pediatra al que me refiero consideró que si no se le pagaba, no podía aprovechar el pinchazo en el talón para marcar una segunda cartulina y entregársela a los padres. Y NO LO HIZO. Ahora, los padres tendrán que pedir cita con un pediatra privado. Y el niño tendrá que someterse a un segundo pinchazo en el talón, para algo que podría haberse resuelto de forma mucho menos complicada.
¿Por qué ocurre esto? En mi opinión, porque estamos perdiendo el norte de la medicina humanizada. Cuando la medicina se ve como un negocio, el principio de Beneficencia se cae. Y el médico deja de pensar en el bien del paciente para pensar en el suyo propio.
Convendría recordar el juramento Hipocrático, que todos los médicos pronuncian al licenciarse, en el punto donde dice: "Ἐς οἰκίας δὲ ὁκόσας ἂν ἐσίω, ἐσελεύσομαι ἐπ' ὠφελείῃ καμνόντων" (a cualquiera casa que entre, iré por el beneficio de los enfermos). No parece que esto sea lo que este pediatra sin escrúpulos tiene como principio deontológico. Y que conste que me he mordido la lengua y no digo quién es...
1 comentario:
El título -hermoso- de su entrada me ha hecho pensar. Incluye un hermoso pleonasmo porque un pediatra -como cualquier ser humano- si no tiene entrañas no puede tener principios éticos. ¿Dónde arraigarían esos principios? ¿En su cuenta corriente?
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